Pete Doherty. |
Sí, en aquests temps que corren fins i tot la condició d'enfant terrible implica com a mínim una pinzellada d'oficialitat. I sí, les masses que riuen les gràcies i esgoten les entrades dels shows de Pete Doherty -com a mínim en aquesta banda dels Pirineus- són d'aquelles que van als concerts perquè toca, sovint més mogudes per la curiositat o la morbositat que no pas per la pròpia música. Però que res de tot això els enganyi: Doherty és real. Un tipus tan autèntic que ni tan sols encaixa en un negoci que irònicament porta dècades nodrint-se de figures com la seva. De la mateixa manera que ho van ser al seu moment Johnny Thunders, Sid Vicious o Kurt Cobain.
Com a mostra, l'article que signa Sylvia Patterson a l'edició de setembre de la revista britànica Q. Un article que pretenia de bon principi analitzar el retorn discogràfic dels Babyshambles -"Sequel to the Prequel" veurà la llum oficialment la setmana que ve-, però que acabaria esdevenint un despropòsit digne només d'un personatge com Doherty. D'entrada, el protagonista de tot plegat es presenta a l'entrevista amb onze dies de retard -això no és res, si tenim en compte que la resta de Babyshambles han hagut d'esperar-lo durant anys perquè enregistrés les veus del nou disc-.
Quan finalment apareix, ho fa en un estat digne de qui va anar a París a desintoxicar-se, però en comptes d'això va acabar instal·lant-s'hi i descobrint les bondats de l'heroïna xinesa. És en aquest estat com parla sense embuts de la seva relació amb Amy Winehouse, de la cara bruta d'un negoci anomenat rock'n'roll i dels seus problemes constants amb unes lleis que no contemplen l'addicció com a malaltia, sinó com a delicte. "Com la veu ell, l'addicció?", es pregunta la periodista. I la resposta no pot ser més reveladora: "La veig com una forma de vida egoïsta. Tinc un fill de nou anys i no puc estar per ell". Una forma de vida, no para d'insistir-hi, que ell mateix ha escollit. De banalitzar-la ja se n'ha encarregat l'opinió pública.
Give people what they want. Un poco triste que la música pase a ser algo secundario en sus conciertos y muchos sólo se acerquen a ver si se derrumba. De todas formas, espero que los babies lo metan en verea porque Grace/Wastelands me pareció soporífero. Creo que a Pete se le dan mejor los mediostiempos rápidos que no intentar aparecer como un baladista romántico.
ResponEliminaBueno, no creo que lo del público que va a los conciertos movido por cualquier cosa menos la música no es exclusivo de Pete Doherty. Solamente así se explica que Rodriguez llene el Poble Espanyol en la misma ciudad donde Elvis Costello apenas llena medio Razzmatazz.
EliminaSobre lo que comentas de Grace/Wastelands, me limitaré a decir que si me dieran un euro por cada disco que te parece soporífero, creo que a estas alturas sería rico ;-)
Simplemente creo que el talento melódico de Doherty no es nada del otro mundo y se desenvuelve mejor en otro tipo de canción. Respecto a lo de Elvis Costello...es un grande para tí y para mí pero...quizás en este país cuesta que el público se regenere y que viejos músicos conecten con una audiencia más joven, ¿no?
ResponEliminaNo es un tema de edad. En el concierto de Costello había gente de todas las edades, pero poca gente en general. En el de Rodriguez también había gente de todas las edades, pero mucha más. Eso sí, no iban por la música, sino porque el documental de turno había ganado un Oscar (de otro modo, muchos ni se habrían acercado a ver el documental). Era evidente: todo el mundo aplaudía los hits que más suenan en la peli, pero ignoraba versiones de temas de gente como Nina Simone, de sobras conocidos para cualquiera a quien realmente consuma música con frecuencia. En otras palabras, y eso no es nada nuevo, en este país escasea el público realmente interesado en la cultura. Por eso cierran salas de conciertos, tiendas de discos, galerías de arte, cines y librerías.
EliminaQuizás sea lo que tu dices, que en este país hay poca gente interesada en la cultura...quizás es que la cultura es vista como un mero entretenimiento y por eso, se puede prescindir de ella...aunque a veces pienso que los creadores van por un lado y el público por otro.
ResponEliminaQue la cultura es vista como mero entretenimiento en este país de pandereta lo demuestra el hecho de que el Gobierno le aplique un IVA de consumo de lujo. Vamos, que ir al cine, al teatro, a un concierto, o comprarse libros y discos, es un lujo. En cambio, lo que sí es patrimonio cultural, es una barbaridad como la tauromaquia. ¿Los creadores van por un lado y el público por otro? No exactamente. Todo este país va para el lado equivocado, y no solamente en el ámbito cultural. Aparte de eso, comentar que Elvis Costello sigue llenando recintos grandes sin problemas en cualquier país normal, y gente de aquí que no se come un rosco en su propia tierra acaba siendo valorada como se merece en Alemania o Latinoamérica. Es lo que hay. Por mucho festival que tengamos, España sigue siendo un país de sol y toros.
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